lunes, 5 de febrero de 2018

Perfectos desconocidos


Esta película plantea dos relatos alternativos de cómo se desarrolla una cena entre amigos, cuatro hombres de edad madura de un equipo local de futbol y las parejas de tres de ellos, en dos escenarios. En el primero de dichos escenarios, al comienzo de la cena uno de las comensales propone compartir con todos los demás el contenido (llamadas, mensajes…) que surjan durante esa cena en los teléfonos móviles de todos; en el segundo escenario, dicha propuesta también se plantea, pero es descartada.

El primer escenario plantea las implicaciones de que cada una de las personas acceda a “desnudarse” durante esa noche frente a los demás, no en el aspecto físico pero sí en al menos una parte de su intimidad, de sus aristas más oscuras, lo que puede resultar bastante más incómodo y comprometedor como se puede ver a lo largo de la película. 

En el relato del primer escenario aparecen mensajes o llamadas en los teléfonos móviles de cada uno de los siete comensales, progresivamente mas incomodos, poniéndose de relieve intimidades de cada cual que eran completamente desconocidas para los demás… de ahí el título tan acertado de la película. Esas intimidades comprenden desde incomunicación en la pareja, infidelidades, relaciones conflictivas con hijos, con abuelos, temas de género… y al ser compartidas por los comensales también son valoradas ética y moralmente por ellos…y por los espectadores, claro. De hecho, alguien comentó cual podría ser esa valoración ante una audiencia más joven. Lo que acontece a lo largo de la cena, y especialmente cómo termina, puede verse más como un drama, a pesar de muchas anécdotas cómicas por el camino. También surgió algún episodio muy reconfortante, incluso emocionante para muchos, como la conversación entre padre e hija adolescente.

Algunas preguntas que surgen: ¿Queremos realmente conocer todas las intimidades de nuestras parejas? ¿Merece la pena?... ¿O es mejor confiar?
En el segundo escenario, la acción transcurre según parámetros convencionales de una rutinaria cena entre amigos, en la que, guarnado las formas de cortesía y discrección, todos están y acaban contentos.

El enlace en el relato fílmico entre ambos escenarios se resuelve mediante varias referencias a lo largo de la película a la desasosegante influencia de un cierto tipo de luna que hay esa noche, asociada a una antigua leyenda, y a la aparición de consiguientes fenómenos anormales (tempestad repentina en la terraza, fotografía del grupo en la que increíblemente no aparecen las personas que posaban...), así como a la conveniencia en la vida de “dar un paso atrás para poder a continuación avanzar mejor”. De hecho, la anfitriona, habiendo “vivido” lo acontecido en el primer escenario, es capaz de retrotraer la acción al comienzo de la cena y forzar los acontecimientos en otro rumbo tirando su móvil por la terraza. Este enlace entre escenarios fue uno de los aspectos más artificiales y forzados, en opinión de una mayoría.

En definitiva, película entretenida con magnífica interpretación por actores consagrados, refleja la sociedad actual, con temas de gran actualidad como la irrupción de las nuevas tecnologías digitales en la interacción y comunicación entre los seres humanos: cómo influye en limitar tradicionales pautas de comportamiento, resalta la posible contradicción entre la fachada exterior y la forma interior de ser (que antes se "resolvía" fantaseando, negando la realidad, mintiendo, callando…). Mensajes y comunicaciones ahora aparecen grabados en una integridad y fidelidad difícil de distorsionar fácilmente.

Y consigue mantener el interés creciente de una acción que se desarrolla básicamente en el comedor y la terraza de una vivienda.




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