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domingo, 3 de marzo de 2019

La favorita

Aunque el título de la película se presume la historia de una persona, "La favorita" es sin duda una historia de tres: la favorita clásica, con visión política, que proviene de cuna noble; la favorita emergente, que proviene del barro social, inteligente, sin escrúpulos en su inocencia y que lucha por sobrevivir y recuperar su pasada gloria familiar. Y por supuesto, la reina Ana, que transita durante la película desde la imagen de reina dócil y manipulable al comienzo a la reina que dejó su huella en la historia en la parte final. 

Y ello pese a ser una de las reinas menos conocidas de Inglaterra, la que durante su mandato configuró lo que hoy es Gran Bretaña, la última de la dinastía de los Estuardo. Reina protestante, donde ya se empieza a configurar el bipartidismo entre tories y whigs en Gran Bretaña, pero donde aún el absolutismo era la forma a de gobierno imperante. Una época donde Europa comenzaba a asomarse a un cambio de ciclo con la llegada de la revolución liberal que dio paso a las democracias, y donde España aceleró su declive como potencial global con la guerra de la Sucesión que dio entrada en la casa real a los Borbones franceses tras casi dos siglos de reinado de la casa de los Austrias. 

Dentro de un contexto histórico tan importante, la película se desarrolla casi literalmente entre las paredes del palacio real, porque la historia que quiere contar el director Yorgos Lanthimos es otra: un retrato satírico y distorsionado de la vida e intrigas en el palacio real alrededor de la enfermiza y voluble reina Ana. 

La historia de la reina Ana es de por sí apasionante. Una mujer que tiene que gobernar, sin preparación, un país con la fractura interna de varios reinos que han luchado entre ellos, como Escocia, Inglaterra, Irlanda, Gales, ante potencias colosales competidoras como la España de la época y Francia. Enfrentada con la Iglesia Católica de Roma, siendo la corona inglesa el máximo exponente de la religión anglicana. Y todo ello sólo por derecho dinástico en la guerra de las casas reales inglesas, que además pasó por dar a luz hasta 19 hijos sin que 17 de ellos vivan más allá de los dos años o nazcan muertos. Solo de pensarlo la figura de la reina Ana crece ante los ojos del espectador. ¡Ante tamaño reto cómo empequeñecen los retos de nuestros preparados políticos hoy en día!