Y, sin embargo, puede que esté ahí el trasfondo del mensaje de "Una vida no tan simple". La de cada uno es nuestra complejidad, y en cualquier caso, con frecuencia la percibimos de forma distinta al espectador externo "porque se trata de nuestra vida y de nuestros problemas". Visto desde fuera se puede pensar otra cosa.
"Una vida no tan simple" es una metáfora sobre la adaptación al cambio narrada a través de la vida de Isaías, un arquitecto frustrado de 40 años porque su vida profesional no ha ido por donde él esperaba cuando obtuvo un premio al talento joven al inicio de su carrera profesional. Isaías insiste en las mismas recetas de siempre, transmite esa sensación triunfalista y parece que con frecuencia ficticia de que "estamos hasta arriba de proyectos" en un mundo donde todo se sabe con facilidad. Como muchas otras profesiones, el mundo de la arquitectura tiene sus genios e iconos consagrados, y miles de arquitectos anónimos que saben que han de ir a remolque de los proyectos de otros.
El protagonista cree que es más, se merece más de lo que obtiene. Pero no hace nada nuevo para cambiar su suerte. Es posible que sea una cualidad de las profesiones creativas, con alto componente individualista, donde el ego de la profesión dificulta más el autodiagnóstico personal. Es posible que en algunas carreras universitarias la definición de éxito se perciba como más binaria, y éxito o fracaso se encuentren como únicas opciones sin escala de grises.