sábado, 9 de septiembre de 2023

Las dos caras de la justicia

 
"Las dos caras de la justicia" ("Je verrais toujours vos visages" en el idioma original) es la nueva y aclamada película que tanto la crítica como el público francés están saludando como una de las cintas más salientes del reciente cine francés. 

El tema central es sumamente atractivo y trascendente en la sociedad actual: la llamada justicia restaurativa, una forma de actuación extrajudicial que busca, en lo posible, una mayor comprensión entre víctimas y delincuentes, conocedores de los límites, y en muchos casos el fracaso, del sistema penal tradicional (medido como reinserción efectiva de los perpetradores). Además, el sistema penal no aborda un tema capital: la reparación y la superación del trauma de las víctimas, que en muchos casos no se cura por la pena del detenido, incluyendo la propia sanción económica, si procede, o el paso del tiempo. 

La justicia restaurativa es, por tanto, un paso en el desarrollo de una sociedad más madura más allá del "ojo por ojo, diente por diente".

La película está bien dirigida y guionada bajo la batuta de Jeanne Herry y cuenta con varios de los mejores actores del momento cinematográfico francés. 


En España ya tuvimos con la película "Maixabel" una primera filmografía sobre la justicia restaurativa como consecuencia del asesinato por ETA de Juan María Jáuregui en año 2000 sobre las entrevistas tuteladas en la cárcel entre su viuda y los asesinos perpetradores. Quizá una gran diferencia con "Las dos caras de la justicia" está en que el asesinato español fue mediático, mientras que en la película francesa se trata de delitos más comunes. 

Por ello, uno de los atractivos de "Las dos caras de la justicia" está precisamente en explicar que la justicia restaurativa es parte (en Francia) de procesos de reparación más común. Además, detalla el proceso de mediación segura y consentida, facilitado por personas con especialización en la materia, que han de articular toda la conversación que tiene lugar entre las víctimas y los agresores. 

Se aprecia la dificultad para organizar estos procesos por la capacidad y la posición neutra que en todo momento han de mantener las personas facilitadoras, al tiempo que también han de intervenir cuando las condiciones de los encuentros dejan de ser seguras o se desvían de las expectativas y de la actitud de las partes. 

Los casos elegidos en la película y la interpretación de los actores no deja espacio para el aburrimiento en esta cinta de dos horas plagada de primeros planos y con más palabras que silencios, donde las expresiones faciales también participan mucho (notablemente, los casos de justicia restaurativa están hasta ahora prohibidos en delitos de violencia de género por razones de acercamiento entre agresores y agredidos).

Impulsado por la curiosidad, he leído, admito que superficialmente, sobre justicia restaurativa tras haber visto "Las dos caras de la justicia". Tras ello, la película crece aún más, no por su final, sino por el proceso y la trama tejida por la dirctora.

Un acierto en el tema y en la ejecución. Por ello, debería ser aclamada no sólo por el público francés. Chapeau!



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