sábado, 8 de julio de 2023

Una vida no tan simple

"Una vida no tan simple", del director navarro Félix Viscarret, me resulta un afortunado título para una película que algún amigo me relató como una historia donde "no pasa nada fuera de la vida mundana y normal de miles de personas."

Y, sin embargo, puede que esté ahí el trasfondo del mensaje de "Una vida no tan simple". La de cada uno es nuestra complejidad, y en cualquier caso, con frecuencia la percibimos de forma distinta al espectador externo "porque se trata de nuestra vida y de nuestros problemas". Visto desde fuera se puede pensar otra cosa. 

"Una vida no tan simple" es una metáfora sobre la adaptación al cambio narrada a través de la vida de Isaías, un arquitecto frustrado de 40 años porque su vida profesional no ha ido por donde él esperaba cuando obtuvo un premio al talento joven al inicio de su carrera profesional. Isaías insiste en las mismas recetas de siempre, transmite esa sensación triunfalista y parece que con frecuencia ficticia de que "estamos hasta arriba de proyectos" en un mundo donde todo se sabe con facilidad. Como muchas otras profesiones, el mundo de la arquitectura tiene sus genios e iconos consagrados, y miles de arquitectos anónimos que saben que han de ir a remolque de los proyectos de otros. 

El protagonista cree que es más, se merece más de lo que obtiene. Pero no hace nada nuevo para cambiar su suerte. Es posible que sea una cualidad de las profesiones creativas, con alto componente individualista, donde el ego de la profesión dificulta más el autodiagnóstico personal. Es posible que en algunas carreras universitarias la definición de éxito se perciba como más binaria, y éxito o fracaso se encuentren como únicas opciones sin escala de grises.


 La historia tiene un largo desarrollo que escenifica la insatisfacción de Isaías con su vida. Aún joven, felizmente casado y con hijos, no para de quejarse y de pensar cómo resetear su vida sin aceptar el paso del tiempo, el contexto, y sin autoevaluarse.

La cinta en su parte central se haría un poco larga, si no fuera por el alegre y fresco desempeño de la historia que mantiene al espectador divertido y conectado conforme el protagonista se va hundiendo en el barro de su melancolía. 

En "Una vida no tan simple" se mezcla la vida profesional, la conyugal, las relaciones de amistad, las encrucijadas de la vida y es, por tanto, una película profundamente personal e íntima que interpela a muchas personas que, con o sin razón, viven su vida con frustración. Por eso es una película que deja indiferente a pocos si tratan de ponerse un poco en la piel del personaje central. En realidad es una película más compleja de lo que aparenta, volviendo a la referencia a su título. 

"Una vida no tan simple" es, por tanto, autoreferencial, porque cada uno tenemos "nuestra propia vida". Seguro que las vidas más externamente plenas y exitosas no son en su interior tan simples y gratificantes. 

Una de las referencias visuales de la película también hace alusión a tempus fugit, el tiempo y las oportunidades que pasan. Al principio todo puede parecer grácil, ligero, lleno de posibilidades y luminoso. Son sueños, o tiempos que terminan. Hay que volver a la realidad. 



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