El papel principal lo borda la veterana
Juliette Binoche excelente en su papel de mujer actriz madura pero bella y con solera.
Es un continuo viaje de ida y vuelta a
su papel de Sigrid en la obra de hace 20 años, como amante asistente de la que será ahora su nuevo papel de Helena en la que deberá luchar por su supervivencia personal, la de su
empresa y la relación de amor con su
jovencísima asistente femenina. Un papel el de Helena que interpretará la
actriz ahora madura no sin antes tener que vencer fuertes dudas y resistencia
personales para aceptarlo por lo que significaba de reconocimiento del eclipse
de su juventud como actriz y mujer.
La obra se desarrolla principalmente en un
pueblo aislado de los Alpes suizos en donde la asistente real de la actriz
madura la ayudara a preparar a conciencia su nuevo papel en la obra en un rico dialogo interpersonal que
ocupa una buena parte de la película .
Un pueblo que es además el mismo lugar en el que vivió y murió el autor
de la obra viejo amigo de la actriz madura, una nueva carga sentimental en la
trama de la película. Con la asistente se produce un constante dialogo entre la juventud perdida y
la madurez ganada, el desprecio a los supuestos nuevos jóvenes valores
vacíos y la absoluta seniority culta de la actriz mujer
madura.
El Director Olivier Assayas consigue una
alta calidad en la realización de su
película en una forma de ingeniería cinematográfica, por
la continua superposición de lo real y lo ficticio; el cine y el teatro, el viaje
al pasado introspectivo y vuelta al presente real, pero girando de
forma constante sobre un mismo eje. Todo ellos junto con el aprovechamiento de
los maravillosos paisajes de los Alpes con
serpiente de nubes incluida
que será punto recurrente durante toda
la película.
Clouds of Sils Maria en su
título original es una historia de una obra de teatro que aparece incrustada en
una película con detalle minucioso . En donde sus tres protagonistas
desarrollan su triángulo de vivencias: la
actriz jovencísima, inestable y vacía; la actriz madura también inestable pero
por su miedo a enfrentarse en la realidad y en la obra, a su nuevo papel de
actriz madurez y su consiguiente frustración por no poder volver a realizar su antiguo papel
de actriz joven; y finalmente la tercera una eficaz asistente de la
protagonista que actuará de espejo de su
alma. La película recoge los estragos en el cuerpo y en el alma por el
pasar del tiempo.
Muestra de todo ello es la mejor
escena de la película en el que la actriz madura le pide a la actriz
nobel que inserte una pausa en uno de los diálogos que tienen en la obra. La pausa de la sensatez de la vida.
La actriz joven rechaza dramáticamente hacer la pausa porque según ella al
público no le interesa fijar más el
foco sobre el declive de la vida.
Es el rechazo y a veces la falta de
respeto y compresión hacia los valores, la madurez y experiencia enriquecedora
de la vida.
La película en su riqueza silente nos
ofrece a todos al final y casi sin
enterarnos, un mensaje de superación de
nuestras mochilas y pequeños trofeos
personales. Adaptarnos con
lo mejor
de cada uno, a los nuevos esquemas que la vida en minúscula nos va poniendo sin preguntar y normalmente ya
coincidiendo con nuestra madurez, intentar
como con las olas, saltar aún más alto con fuerza variando nuestros esquemas y performance
cotidianos. La actriz madura con toda su solera sabiamente
acumulada aceptará en las últimas escenas de la película, y en esta ocasión
casi sin pensárselo, la propuesta de un joven director de actuar como
protagonista de una película futurista del siglo XXIV que antes no se hubiera ni si quiera
planteado.
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