viernes, 8 de abril de 2016

"Madame Margherite"

“Madame Marguerite” parece una película diferente, algo extraña y poco convencional, con los principales personales en papeles quizás algo exagerados y por ello de “credidilidad“ cuestionable, pero que a casi nadie deja indiferente, provocando impresiones y reacciones para todos los gustos…

Esta película parece tener un relato argumental básico bastante claro: la pasión de una acuadalada dama burguesa francesa de los años 20 por la ópera, y por realizarse ella misma en el canto. Y, muy asociado a ello, la necesidad de vínculo con su marido, a quien siempre reserva, sin conseguirlo, un puesto estelar para que la vea actuar….

Este relato argumental principal se complementa con una variedad de historias paralelas de personales alrededor de la protagonista, historias que están simplemente apuntadas, esbozadas al modo de puntadas en una tela impresionista. No se sabe si hay que alejarse de la historia para poderla valorar con perspectiva…..y es quizás eso lo que hace a esta película algo difícil de digerir para una buena parte de los espectadores. En ese sentido de las puntadas, cabe mencionar la trama paralela de la vida del marido, la evolución completa en su actitud hacia su esposa, desde el desinterés por ella más absoluto así como su “doble” vida, hasta justo lo contrario en el desenlace. 
Cabe mencionar también la omnipresencia de un mayordomo genial, y de rol crucial en la trama, que a través de muy breves pinceladas aparece como una persona enigmática con un pasado muy culto, un control absoluto de todo lo que ocurre en la mansión, invita a músicos, provoca la adhesión improbable de un prestigioso profesor de canto mediante un elegante chantaje, es pianista, fotógrafo (¡en aquella época en la que no era nada fácil por la necesidad incluso de ejecutar un mismo todos aquellos complejos procesos de revelado) y, sobretodo, por ser el verdadero director de la trama. En una breve conversación hacia el final de la película, deja caer, anticipando el desenlace, que su mejor foto, la más importante, “está muy cerca de tener lugar”, y efectivamente, cuando el momento llega, que es justamente la escena final, le “pilla” perfectamente preparado (¡como si ese momento de unión de marido y esposa, lo estuviese esperando!)…. hay otras tramas que también se esbozan someramente, como la de la joven cantante y el crítico de música, las relaciones en el interior de la compañía del profesor de canto… pero no se puede saber cómo evolucionan esas historias, en qué acaban…. ni tan siquiera se puede consensuar entre los espectadores qué es lo que ocurre en esta historia tras su escena final…. ¿está la protagonista muerta? ¿se trata solamente de un nuevo “soponcio”, como otros anteriores?....

... y, sobretodo, muchos espectadores tras la visión de la película no consiguen ponerse acuerdo sobre lo más profundo del comportamiento de la protagonista: ¿es ella inconsciente de lo rematadamente mal que canta, y entonces solo se daría cuenta de su rematada incompetencia justo antes de la escena final, cuando le da aquel soponcio?  Esa parece ser la impresión de muchos…

Y, sin embargo, hay en la película (al menos) tres momentos fugacísimos en los que se podría apuntar justo lo contrario: en un momento fugaz, mantiene un comentario a solas con su marido en el que se queja muy lúcidamente del comportamiento de este; en la escena cumbre de su interpretación en la gran sala, tras ver por fin a su marido asistiendo a su interpretación y tras habitual comienzo desastroso de su actuación, parece que empieza a cantar bien justo antes de su accidente vocal…. Y en una conversación/confidencia en habitación del hospital donde se está recuperando, revela que una persona, para hacerse notar, “tiene que meter los dedos en los ojos de la otra persona”…. ¿no es eso lo que ha venido haciendo durante toda la historia, “metiendo” su voz horrible en los oídos de los otros (a relacionar con escenas en las que el mayordomo y/o el marido iban repartiendo tapones para los oídos de todos, a diestro y siniestro)??

A los fugaces relatos de esas otras historias, anteriormente mencionados, se unen fugaces reflexiones sobre el poder; sobre el dinero (“lo importante no es el dinero, lo importante es tenerlo”); sobre la procedencia de hacer algo, incluso haciendo en ello el ridículo, si se hace con pasión; sobre la crueldad de la mofa; sobre desigualdades sociales y clasismo exacerbado en aquella sociedad; sobre la expansión de tendencias revolucionarias marxistas tras revolución bolchevique de 1917; sobre el arte y la hipocresía; sobre el despertar de nuevas tendencias artísticas… todo ello magníficamente presentado por actores, vestidos de la época, decorados, fotografía y música.

No faltan multitud de referencias fílmicas y narrativas: al cuento del Traje del Emperador (Grimm), a La Vida es Sueño de Calderón, al Quijote (escena de la quema de objetos de la vida musical de la protagonista, símbolos de su fantasía y locura, delante de todo el personal del servicio), al personaje de Madame Castafiore en diversas aventuras de Tintin, a la cabaretista cutre de “Balas sobre Broadway” (de Woody Allen)… y seguro que a muchísimas más. Alguien ha identificado referencias a Toulouse-Lautrec en el personaje bajito, promotor de los aplaudidores mercenarios en los espectáculos (“españoles y otras gentes de mal vivir”).


En definitiva, la película es una mezcla algo inquietante y bastante indefinida ¿comedia? ¿drama?, ¿tragedia? ... ¿quien sabe?, quizás un poco de todo, como la vida misma…



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