sábado, 20 de junio de 2015

"Phoenix"

Es difícil ser original tratando de hacer una película sobre el Holocausto o la masacre sobre el pueblo judío durante la segunda guerra mundial. Muchas y muy buenas películas se han hecho al respecto como "La Lista de Schindler" o "La vida es bella" por citar unas pocas. Por eso, cuando uno va a ver "Phoenix" y lee una breve reseña se imagina que estarán mucho más presente las escenas y momentos del horror retransmitido.

Pero no es el caso. Ni un solo uniforme nazi, ni campos de concentración, ni multitudes de judíos en los campos del horror y siendo masacrados por las SS, torturados por la Gestapo o humillados por la población nazi.


Phoenix es una historia íntima dentro del gran tema de los judíos que regresan de los campos de la muerte tras la caída del régimen de Hitler. Podría ser la historia de cientos o miles de personas enfrentados a los comportamientos más crudos del ser humano: miedo, codicia, traición, mentira, engaño. La guerra como coartada para todo. Pero siempre detrás, personas tratando de aprovechar la situación en beneficio propio, a costa de la vida o la muerte de los que pensaban que eran sus "seres queridos".

Es una historia de sufrimiento, amor, reencuentro, decepción y reacción.

La protagonista, Nelly, es una más de las víctimas de la limpieza étnica de los nazis, que sobrevive con el rostro y la personalidad desfigurada. Su único objetivo cuando es liberada, y posiblemente su medio para sobrevivir en los campos, como diría Viktor Frankl en "El hombre en busca de sentido", es encontrar a su marido, no judío, tras la guerra, recuperar con él su única referencia. Aunque es rica, ha perdido a todos sus seres queridos salvo a su marido que no es judío. Cuando le reconstruyen el rostro, no quiere otro distinto, porque quiere ser la mujer que su marido recuerda. Es impresionante el estado ausente, casi letárgico, de algunas personas que han sobrevivido al horror de los campos. Su primera batalla es reencontrarse consigo mismos y con sus referencias del pasado, que les recuerden que siguen siendo ellos, tras la experiencia alienante de los campos.

Se presta a usar la misma ropa y zapatos para que el marido compruebe que es ella. Pero su marido no la recuerda. Quizá porque su marido nunca abrigó ninguna esperanza de que volviera, no la echó nunca de menos. No fue un amor compartido, fue un amor en una sola dirección, pero suficientemente poderoso para sobrevivir en el campo si bien no se sabe si el encuentro con su marido es por amor o por necesidad casi vital de tener un asidero con su mundo mientras estaba en los campos.

La traición orquestada por el marido antes de que la protagonista sea tomada prisionera responde al sentimiento de alienación que la población alemana tuvo durante el mandato de Hitler. Como es posible que millones de ciudadanos decentes apoyaran el exterminio o los campos de trabajo para los no arios, o miraran hacia otro lado? En muchas ocasiones, casi cualquier cosa valía para distanciarse de los judíos de forma que sus propios compatriotas alemanes no los evitaran o acusaran. Ciertamente las evidencias que va obteniendo Nelly le van confirmando su Johnny (o Johannes como él le pide que le llame al no pensar que ella es la auténtica Nelly regresada del infierno) no es el esposo feliz por el reencuentro. El final compensa una secuencia lenta durante buena parte de la película. Es el resurgimiento del fénix.

Un final poético donde Nelly toma las riendas de su vida ante la sorpresa del marido y los impostores que tratan de rescatar la fortuna de la Nelly desaparecida.

Phoenix es también una metáfora de la reconstrucción del pueblo judío, donde ya después de la Segunda Guerra Mundial y ante la mayor y más cruel masacre sistemática nunca contra una etnia, decide primero ubicarse y luego crear el estado judío finalmente reconocido por Naciones Unidas. Buena parte de los judíos perdieron su confianza en ser acogidos por otros países tras las sucesivas purgas o pogromos sufridos en los últimos siglos, especialmente el sufrido en la Rusia de los zares.


Phoenix no es una película de cartelera comercial y donde sólo el análisis y la reflexión consiguen extraer el jugoso valor una historia íntima más dentro de las consecuencias del holocausto judío. Siendo una película alemana, con director y actores alemanes, es una película valiente que continúa cicatrizando las heridas de una época oscura para Alemania.



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