sábado, 4 de marzo de 2017

"Moonlight"

Las tres identidades en la vida de Chiron, un afroamericano que vive en un suburbio de EEUU. Una pequeña historia más en los millones de vidas de personas en países desarrollados, en submundos de droga y delincuencia. Muchos tópicos que ya hemos visto en las pantallas, “bullying” incluido.

Pero te invita a sumergirte en aguas más profundas si no te dejas llevar por una reflexión superficial de la película.

“Moonlight” no impresiona por la novedad de su contenido, sino por la lírica y la delicadeza con la que el director y los intérpretes ejecutan la trama. No es una película de raperos y músicas altisonantes, sino de silencios, tiempos largos y mensajes nítidos. Describe la vida en soledad de Chiron, pero la película no emociona porque el director elige no tocar esa tecla en espectador. Es una historia triste de principio a final, con chispazos de luz dentro de la negrura de la trama.

En una sociedad de bandas que borra la identidad, Chiron es un claro de luna en la noche oscura de la supervivencia porque es distinto.

En su infancia, es un niño introvertido cuando vive con su madre drogadicta que se refugia en el silencio porque no encuentra referencias en esa parte tan importante de la vida que forja el carácter. Finalmente las encuentra en el traficante Juan y su esposa Teresa. Es “Little”, un pequeño barquito que se mece en las olas del mar donde le ha tocado vivir. La escena con Juan cuando el niño le pregunta si le vende drogas a su madre es de una crudeza extraordinaria. Juan será su gran referencia, pero elegantemente desaparecido tras unas pocas escenas sin más explicaciones.

En su adolescencia, el Chiron tímido no se ha doblegado, pero ya no es “Little”, la adolescencia recrudece su batalla personal, la sexualidad hace su entrada y la falta de afecto de su madre, ya totalmente entregada a los brazos de la droga, convierten a su amigo Kevin en su único pilar emocional. Chiron acaba estallando como solo sucede en las batallas interiores.

“Black”. Uno más de la tribu mafiosa en el submundo del tráfico de drogas. Pero sigue siendo el niño y el adolescente singular que fue siempre. Es el nuevo Juan en busca de su "Teresa".

“Moonlight” es la búsqueda de la identidad de principio a fin de cualquier persona en cualquier país. Hace reflexionar sobre los desencadenantes de la personalidad, de por qué las personas devienen de una forma u otra. ¿Es la genética o la cultura? ¿Son las vivencias y los impactos en las edades en las que más necesitamos de referencias?

¿Por qué Moonlight ha ganado el Oscar? Posiblemente no lo va a ganar por taquilla, es una película para cinéfilos, porque no sales de la película inflamado sino confundido, posiblemente por las expectativas tras ser la película ganadora de los Oscars de 2017.

¿Ha ganado porque la película contendiente no era la apropiada para el momento político de EEUU? ¿Ha ganado como reivindicación de la Academia de una sociedad que existe y que está siendo estigmatizada por el actual poder político en EEUU? Cada uno tendremos nuestra respuesta.

Lo que es indudable es la potencia cultural del cine estadounidense para que sus productos invadan todo el mundo, como si estas historias no sucedieran en los barrios marginales de argelinos en Francia, de turcos en Alemania, o de latinos en España.


No se disfruta la película si, valga la analogía, vas a comer “fast food”. Aprecias mucho más “Moonlight” si sabes que vas a ver “cine de autor”.




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