lunes, 11 de septiembre de 2017

Los casos de Victoria

Hay películas que incomodan y esta cinta es quizá una de ellas. Hay una violencia soterrada en un relato que se anuncia como una pretendida comedia, pero es más un drama con tintes cómicos que no llegan a desatar la risa aunque sí la sonrisa en algunas escenas.

Es el relato de la vida misma de una parte creciente de la sociedad. Una parodia de la ajetreada vida actual en una ciudad grande de Victoria, una abogada en París, atractiva, eficiente, separada con dos hijas. Victoria ilustra la soledad a la que muchas personas se enfrentan aunque sean comunicativas. El típico “desorden” de muchas casas francesas y el de la casa de Victoria parece que permea al desorden en su vida. Victoria lucha por sobrevivir, rodeada de relaciones circunstanciales que epitomizan la situación de muchas personas en la sociedad actual.

Victoria es una mujer compleja, que no sabe lo que busca porque no parece saber lo que le falta. Aparenta seguridad cuando es frágil. Su vida ha sobrevenido sin pensar en sus elecciones, grandes o no tan grandes: se casó con el hombre equivocado, se acuesta con los hombres equivocados, acepta los casos legales equivocados y pide consejo a videntes sobre su futuro. Acepta a personas en su casa y vida sin más preguntas y abre su intimidad sin reservas y confianza casi con cualquiera. Va “desnudándose” a lo largo de la película hasta que llega al fondo del pozo. Pero hay un rayo de esperanza al final de la película: se da cuenta de que el pequeño Sam es el ancla de su vida. ¿Lo será realmente o será una equivocación más?

Los casos de Victoria llevan a varias reflexiones:
  • Me parece una película cuyo género veremos con cada vez más frecuencia en el cine: la vida en soledad de personas, los retos y miedos a los que se enfrentan. La soledad en las grandes urbes
  • La vida como una sucesión de casos judiciales: casi todos son distintos aunque se parezcan. Es algo que no podemos planificar, simplemente las situaciones fluyen y tenemos que responder 
  • Hay que modelar la respuesta a las distintas situaciones, no dejarse llevar como parece que hace Victoria
  • En la vida hacen falta anclas, puntos de referencia. Una vez más, la soledad y las relaciones circunstanciales no ayudan a intentar responder con control a los acontecimientos de la vida
  • Los hijos pequeños de matrimonios fallidos: cómo transmitir valores en familias monoparentales. Una situación creciente aunque en casi todas las sociedades desarrolladas se tienen hijos más tarde.
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