"Dioses y animales
comparten una cualidad común: el coraje"
Muchos son los méritos de esta dura cinta
de Isabel Coixet que protagoniza Florence Green, una mujer de aspecto delicado
pero de fuerte espíritu en la tradicional
Inglaterra de la década de los 1950. Entonces se percibía omnipresente el poder de la oligarquía, hoy en día representada por la decrépita Cámara de los Lores. Y dentro de ella la mano caciquil
de las clases dominantes locales en el día a día de la vida en pueblos
y ciudades en la siempre vanguardista Gran Bretaña. Historias frecuentes de exterminadores y exterminados.
Se contraponen nítidos los perfiles en
esta pequeña historia de la lucha
por la supervivencia de Florence Green, una viuda de guerra enamorada de la
soledad y de los libros, quizá su cura de nostalgia
ante su marido ausente. Florence sabe que es distinta, abre su librería pese a la oposición de la aristócrata Gamart, elige con mimo y arriesga con valentía con los títulos que ofrece a sus clientes. ¿Podemos imaginar el valor liberador, hasta iluminador de los libros en una
sociedad que sólo contaba con la radio y
la prensa como medio para saber qué pasaba fuera de sus
confines de proximidad?
Frente a la afrenta para la aristocracia local que supone la apertura no
deseada de la librería - “controlando la cultura se controla el pensamiento” – vemos actuaciones de traición y servilismo habituales en los caracteres leves de
personas siempre a la venta al mejor postor. Personas a veces difíciles de detectar al principio cuando se es nuevo en la
plaza, otras veces demasiado tarde para reaccionar porque el daño es ya irreparable.
La mano amiga
del señor Brundish representa el apoyo que
en ocasiones se encuentra en los momentos más difíciles. Maravillosa interpretación de un gentlemen británico, instalado en su invierno particular y apartado del
mundo por decisión propia en Holt House, y que no comulga con
las convenciones sociales de su posición. El señor Brundish conecta a través de los libros
con La Librería y lucha a su manera hasta la muerte contra el
establishment para ayudar a Florence.
La pequeña Christine representa el
futuro. Niña lista y perspicaz que ayuda a
Florence en su librería, más consciente que
ninguno del equilibrio de fuerzas que rodea la situación. Christine no lee, pero sucumbirá al poder transformador de los libros y queda impregnada
del valor ejemplar de las personas que eligen el camino de sus convicciones más profundas, luchando contra la mediocridad. Christine
convierte La Librería en imperecedera aunque el edificio perezca en
llamas. En La Librería gana la libertad aunque Florence pierde la
batalla, pero Christine gana la guerra. La oligarca Gamart sólo obtiene una victoria pírrica y sucumbirá al olvido del tiempo.
¿Es mala la ira?
Florence, Brundish y Christine protagonizan los arrebatos de ira ante la
injusticia que cuestionan las costuras de lo establecido. Quizá no siempre triunfen, pero son el primer paso de rebelión ante la injusticia.
Más allá de la historia hablada, La Librería es
un gran ejemplo de la historia a través de la visualización y la interpretación
de sus personajes. Un retrato intimista no sólo de la vida inglesa en la
campiña en la época, sino un perfecto acompañamiento de la trama de la pequeña
historia con sus colores, silencios sólo perforados por el viento, paisajes de contraste, la dureza y la
belleza desnuda de la costa inglesa.
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