domingo, 8 de julio de 2018

Los 50 son los nuevos 30


Esposa francesa abandonada por marido a los 50 que pierde trabajo, trata de reinventarse en uno nuevo totalmente distinto, vuelve a vivir a la casa de sus padres, que la siguen tratando como cuando tenía 20, y éstos a su vez, han hecho de toda una vida juntos una forma de convivencia en la distancia de sus pequeñas manías.

Chef portugués de cocina separado, que vive con sus padres y comparte habitación con su hijo. Familia nuclear remanente donde la risa y la alegría generan armonía. El chef ha vuelto a cambiar de restaurante.

Mujer y hombre que se encuentran, y como adolescentes se van descubriendo y recuperan sensaciones de juventud: la risa, la ilusión de comenzar de nuevo, pero con una mochila de experiencia que les hace apreciar lo que tienen. Por encima de todo el amor, la sensación de que le importas de verdad a otra persona y de que quieren pasar todo el tiempo posible juntos.

En formato comedia, los exigentes del género no le dan los parabienes de triunfadora. Te ríes lo justo, pero es que el trasfondo no es el más propicio, y quizá por ello, el director ha optado por no trivializar situaciones que cada vez ocurren más y que para las personas que los sufren representan dramas en sus vidas. Pero también el director prefiere ver el futuro con ilusión, porque las edades que se consideran “maduras” no siempre encuentran un encaje renovado, donde tras los frecuentes traspiés de la vida, podamos volver a sentirnos como cuando teníamos 20 años menos. Hay que agradecer al director por haber hecho una comedia en lugar de un drama. Eso permite al espectador ir de menos a más, como también le sucede a la protagonista.

Una mirada más inquisitiva a esta película nos sumerge en algo que autores como Zygmunt Bauman califican como “sociedad líquida” y sobre la que cualquiera puede leer en internet. A los efectos de esta película, yo defino la sociedad líquida como la indeterminación que hoy presentan nuestras vidas como consecuencia de factores múltiples, entre los cuales está la globalización, la pérdida de ciertos valores, el desempleo creciente como consecuencia de la tecnología, vidas más largas que nos situan en la disyuntiva de descubrir en nosotros mismos identidades que antes no teníamos, la inmigración que puede afectar los valores culturales de las sociedades donde se despliega, o el menor peso de la familia nuclear entre otros factores.

Todo ello nos conduce a una sociedad distinta, donde las generaciones ya no van unas detrás de otras, sino que se entremezclan: hijos que vuelven a convivir con los padres, matrimonios que se separan en edades adultas, abuelos que pasan más tiempo con los nietos que éstos con sus padres, vidas que se construyen allí donde está el trabajo y no en la cercanía del domicilio familiar. Todo un reto para los valores de la sociedad tradicional y más predecible que hemos tenido hasta hace poco tiempo.

Francia es sin duda un escenario ideal para esta película y una muestra de cómo los franceses son capaces de reflexionar en carne propia sobre las cuestiones que atañen al reto de la nueva convivencia social ante los retos que se plantean. Una sociedad que es capaz de hacerse las preguntas correctas es más fácil que obtenga las respuestas adecuadas. Creo que el director ha sido capaz de hilar un debate complejo de forma que el espectador sale con el ánimo más alto ante la reflexión de la situación de fondo. Hasta la música en varios idiomas complementa el carácter multivectorial de la nueva sociedad.

Porque no nos queda más que mirar al futuro con ilusión y ánimos renovados: que el mundo es más complejo y seguirá siéndolo es una realidad casi incuestionable. Cada persona ha de usar el recurso de sus valores y criterio para tomar las mejores decisiones. En una vida donde las personas van a vivir más de 100 años según todas las estimaciones, la mayoría media de edad de la población española estará en breve cerca de los 50 años. Serán los 50 los nuevos 30?




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Sé constructivo siempre. Suma.