domingo, 7 de julio de 2019

Dolor y Gloria


El “Dolor y Gloria” de su vida lo expresa Almodóvar en esta película autobiográfica. Por supuesto es un extracto de lo que nos quiere contar y desde su perspectiva. Es un intento valiente, porque hay que atreverse a exponerse de esa forma. Lo hace desde la madurez de su edad, cuando se puede empezar a hacer balance de vida. También parece una película para reconciliarse con partes de su vida que no consigue cerrar del todo. Es el relato de una persona que se supo diferente desde el principio, en una España hostil para muchas personas. Es la historia de una persona que tuvo lo que nunca imaginó, pero que prefiere transmitir desde el dolor. Por eso parece que la película sea su propia catarsis, el relato de una persona atormentada.

La técnica de la película es la propia de un gran director, como sin duda lo es según la aclamación y los premios internacionales conseguidos, aunque su carácter controvertido no le otorga un veredicto unánime: hay mucho pro y anti Almodóvar. No deja a muchas personas insensibles y eso también tiene mérito. La mayoría pasamos por la vida dejando menos huella. La película se realiza con un bien ejecutado formato “flashback” que permite enlazar pasado y presente para contar la historia. Siempre luminoso, nunca en blanco y negro, reflejo de la fuerza de los momentos que Almodovar trata de transmitir en sus películas.

Ya de por sí es osado hacer una película autobiográfica, ya que refleja un egocentrismo que muchas personas rechazan. ¿Es su vida tan notable como para llevarse a la pantalla? Quizá al ser una catarsis de sus problemas podemos excusarle, o por supuesto no ir a ver la película o no recomendarla.

Su intransigencia como director notable, su crítica a su educación en el seminario desde el comienzo, su sensibilidad musical reflejo de una promesa que acaba convirtiéndose en realidad, la deuda permanente con su madre, su relación con sus enfermedades, sentimientos y sexualidad, todo ello forman parte de un balance de vida que Almodovar nos quiere transmitir en esta obra de “impresionismo cinematográfico”, multicolor y algo psicodélica.

La interpretación de Antonio Banderas es notable de un Almodóvar complejo de interpretar. La escena del principio dice mucho. Bajo el agua límpida de una piscina impoluta, solo, atravesado por una gran cicatriz. Al final, en la estación multicolor en una nueva transición de su vida, con su madre.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Sé constructivo siempre. Suma.