sábado, 7 de marzo de 2020

Escándalo ("Bombshell")

Escándalo, “Bombshell” o el precio del éxito en la cadena Fox bajo el mandato de Roger Ailes cubre sólo una parte del amplio problema de la dominación de la mujer por parte del hombre a través del acoso sexual.

Tan amplio y polifacético como es el campo de la misoginia (odio, desprecio hacia las mujeres, o “cosificación” como se menciona en la película), “Bombshell” trata el caso específico del uso del poder para dictar una carrera de éxito como forma de forzar a las mujeres a través del acoso sexual en la cadena de noticias Fox. Esto fue lo que ocurrió durante el mandato de Roger Ailes (1996-2016) al frente de la cadena Fox, filial del grupo mediático de Rupert Murdoch, uno de los gigantes de las noticias en EEUU.

Tampoco se puede desligar la figura de Ailes del partido republicano (“Grand Old Party” o GOP) ya que aquel consultor y trabajó de cerca con presidentes como Nixon, Reagan, Bush. Fox News fue la cadena de lanzamiento de Donald Trump en su campaña presidencial de 2016. De ahí es fácil, cuando menos, establecer una conexión entre el partido republicano y más con el presidente actual de EEUU y opinión de las mujeres. Pero esta conexión es tan frágil como gratuita si se pretende con ello llegar a una generalización, aunque sí hay al menos una aceptación tácita de una forma de proceder y expresarse.

Bombshell es la historia real de los últimos días de Ailes en Fox ante los acontecimientos desatados por la investigación interna promovida por los hermanos Murdoch tras las acusaciones de Gretchen Carlson y que tras las declaraciones de la periodista política estrella Megyn Kelly de haber sufrido acoso sexual en el 2000 por parte de Ailes, precipitan su salida el 21 de julio del 2016, en plena campaña de las elecciones presidenciales en EEUU. Es muy interesante que las periodistas de esta cadena firmaban acuerdos de trabajo con cláusulas de no litigación judicial y por tanto teniendo que recurrir a arbitrajes en caso de conflicto con su empleador, desprotegiendo y desincentivando posibles demandas. El caso Ailes es uno de los casos icónicos del movimiento feminista “Me too”. Hasta 23 mujeres se sumaron en testimonios contra Roger Ailes a lo largo de su carrera como consultor político y magnate de los medios de comunicación.

La película está magníficamente interpretada evocando a las periodistas reales que denunciaron el caso y por una tercera periodista ficticia que representa el caso más reciente de acoso por parte de Ailes en sus últimos días, dando vida a tres prototipos de víctimas de Ailes: la periodista "fuerte" que sigue su carrera en la cadena (Megyn), la periodista "apartada" por no haber cedido (Gretchen) y la periodista "emergente" que ha caído en la red de Ailes (Kayla).

El ritmo de la película, como en la realidad en las cadenas que emiten las 24 horas y que tienen como reto mantener e incrementar la audiencia a cualquier costa, se desarrolla con un ritmo trepidante de clips que recuerda “La Gran Apuesta” (“The Big Short”). Mezcla de realidad y un tono de ficción, ya solo la impactante escena de la conversación en torno a la “lealtad” en el despacho de Ailes con la periodista emergente condensa buena parte del mensaje de la película. Escenas que valen más de 1000 palabras. La organización en torno al depredador Ailes ha creado una cultura del silencio donde la sensación de ser investigado, despedido o apartado se convierte en el precio a pagar por el éxito y la supervivencia en la cadena Fox.

Son muchas las reflexiones que ocasiona esta buena cinta y por tanto se puede ver desde muchos ángulos. Que si las mujeres siempre tienen la última decisión, que cada sexo tiene sus armas y sus motivaciones, que no sólo hay formas de acoso sexual en la empresa de sino muchas otras formas de bullying y de arrinconamiento. Pero en mi opinión una prevalece sobre todas. No hay ninguna excusa para que los hombres usen su poder para presionar a las mujeres en su carrera a través de favores sexuales. Muerto ese perro se acaba casi toda la rabia. No hay justificación para tener que confiar en que periodistas como Gretechen Carlson estén dispuestas a pagar un precio tan alto por su libertad.

Pero la mente humana es compleja y no debe ser tan sencillo. Ailes no pidió perdón tras su dimisión, se embolsó 40 millones de indemnización y fue contratado como consultor personal de Trump en su campaña. Cada uno debe extraer sus propias conclusiones.


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