"The Post" (2017) es el título original de la película que en España se proyectó como "Los archivos del Pentágono". Muchos admiran la capacidad de los anglosajones de hacerse catarsis sobre los aspectos más oscuros de su pasado mientras otros, en este caso en España, con la sola elección del título de la película ya predisponen al espectador en una dirección distinta. Unos y otros tratan de contar la misma historia a través del título desde una perspectiva distinta.
"Los hechos que pasaron son los que son, pero los conocemos e interpretamos a través de las historias que nos cuentan. La Historia son las historias escritas por los que las cuentan y que mejor llegan a la psique de las personas. "
Alguna vez habrá que reflexionar el por qué del empeño de utilizar traducciones no literales del título original, ya que lo opuesto cambia el mensaje a la audiencia incluso antes de ver la película. Pero éste no es el propósito de esta reseña.
"The Post" es la historia del mítico diario "The Washington Post" en 1971 (ahora propiedad de Jeff Bezos, el fundador de Amazon), cuando Catherine Graham, hija del fundador y devenida en presidenta del entonces diario local por el suicidio de su marido, el presidente previo del periódico. Catherine se erige, saliendo de la zona de vida fácil de una ama de casa de la alta sociedad, en la ejecutiva fuerte pero calmada que toma decisiones existenciales para su empresa en un momento de turbulencia máxima para la supervivencia de la información libre, enfrentándose con el primer poder de la potencia más importante del mundo: el poder ejecutivo de la Casa Blanca. Decisiones que podían costarle desde el encarcelamiento, la pérdida de su empresa y el despido para todos sus empleados.
Catherine Graham se rige por principios sólidos: el trabajo (se prepara las reuniones a conciencia), unos elevados valores morales y de piedad, y un criterio irreductible que define la identidad de su periódico y al que se suman el resto de los medios de comunicación norteamericanos, incluyendo el influyente The New York Times.
"All together", no "Me First".No es tiempo para competir sino para estar juntos en la batalla común de la libertad de expresión y la verdad.
"Los archivos del Pentágono" pone el énfasis en el escándalo de la ocultación de la verdad a la sociedad estadounidense por parte de varios presidentes de la Casa Blanca (Truman, Johnson, Kennedy, Nixon) desde los años cincuenta hasta la guerra de Vietnam en 1971 del desastroso balance de sus acciones en el sudeste asiático mientras los gobiernos mentían y enviaban nuevas vidas a combatir a Vietnam y Camboya. De cómo una ideología determinada fue capaz de sacrificar vidas humanas ocultándolo a la sociedad por considerarlo "secretos de estado" y "materia de seguridad nacional."
Con el título traducido al español vemos la película con énfasis en matices diferentes. La lucha entre el primer y cuarto poder, la naturaleza maligna del poder ejecutivo y la capacidad o no de los medios de comunicación de comunicar la verdad.
Surgen reflexiones sobre si el poder ejecutivo (primer poder) no quiere control ni contrapesos ("checks and balances" o contrapesos independientes que existen en las democracias avanzadas) que imponen el poder legislativo o parlamento (segundo poder) y el poder judicial (tercer poder). Los medios de comunicación son un cuarto poder formalmente contenido en las constituciones en tanto encarnan en teoría la libertad de expresión. Mark Zuckerberg calificó a las redes sociales de quinto poder, y en Estados Unidos hay hoy más personas que se informan a su través que a través de prensa (20% contra 16%), aunque la TV sigue dominando con el 49% (Fuente: Pew Research Center).
Surgen serias dudas sobre si los medios de comunicación son ahora realmente independientes, que se enfrentaron en la película al poder ejecutivo, y ganaron con el arbitraje del poder judicial. Posiblemente el Tribunal Supremo de Estados Unidos sea uno de los entes judiciales más prestigiosos del mundo, ya que sus miembros se eligen a perpetuidad y están menos prisioneros de las presiones políticas (todo ello contenido en la Constitución de EEUU).
Surgen comparaciones entre entonces y ahora. Sobre si los medios de comunicación en 1971 donde los diarios eran autosuficientes porque la prensa era de pago al existir los periódicos, mientras que hoy los medios audiovisuales tradicionales compiten con las redes sociales y viven de los anunciantes, siempre sesgados hacia sus propios intereses económicos.
Surgen dudas sobre la frontera entre que es un "secreto de estado" no comunicable al público general, la moralidad de las decisiones del poder ejecutivo, y casi lo peor que sucede en la película: la inmoralidad de las acciones decidas mezclada con la mentira.
Catherine Graham tiene solo unos pocos principios y son los correctos en esa situación. Asesorada desde todos los puntos de vista tiene muy claro qué brújula orientará sus decisiones:
- Qué está bien o mal.
- Qué hay que hacer para proteger la esencia de la empresa que ella encarna: el compromiso con la verdad. Ese es un compromiso con sus lectores, la auténtica "sangre" de su empresa como lo son los clientes de cualquier compañía. Sus lectores son también sus empleados y su competencia. Sus lectores son también hasta el poder ejecutivo que no quiere que la verdad sea difundida.
- Actuar desde el liderazgo calmado y ejemplar. En una de las escenas más impactantes y tras tomar la decisión de publicar los archivos secretos, la protagonista dice: “… y si no tienen nada más que añadir, con su permiso me voy a la cama.”
Las reflexiones sobre las acciones que tomamos son interminables y esta película se presta mucho a ello, a establecer paralelismos o diferencias con la situación actual y cada persona tendrá su propia opinión, si realmente se entrega a ver algo más que la simple superficie de este magnífico thriller.
En aras de la simplificación he preferido centrarme en solo dos dimensiones de la película, sea el "ave fénix" de la verdad y el triunfo de los valores en “The Post” o el escándalo de “Los archivos del Pentágono”. Usted elige. Parafraseando y retocando la famosa frase de Groucho Marx:
"Si no le gustan mis criterios, elija usted los suyos propios."
Esta buena película lo permite.
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